Una visión anticapitalista de la prostitución: más allá de la prohibición o la normalización

Una visión anticapitalista de la prostitución: más allá de la prohibición o la normalización

Este texto es un borrador. Llevo tiempo dándole vueltas a ideas entorno a esta controvertida cuestión y al final he escrito este documento.1 No es un texto completo; a pesar de su extensión, soy consciente de que hay aún más aspectos que no he tratado. Es meramente una contribución al debate. Espero que anime a diferentes compañeras y compañeros a contribuir al mismo, discutiendo mis argumentos o añadiendo puntos nuevos.

Lo coloco en un blog que tengo en pruebas, que incluye la posibilidad de escribir comentarios: http://davidkarvala.blogspot.com .

David Karvala, 14 de febrero de 2010
[Con pequeño retoque del 1 de abril]


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Muchos temas sociales provocan encendidos debates entre izquierda y derecha: por ejemplo el aborto, o los matrimonios del mismo sexo. También se conocen muchos debates estancados entre diferentes corrientes de la izquierda. Lo que es distintivo, con el tema de la prostitución, es que muchas activistas del movimiento feminista —seguidas por mucha gente de izquierdas — partiendo de las mismas premisas adoptan posiciones totalmente opuestas.

Por un lado, algunas abogan por la prohibición de la prostitución; por otro, las hay que defienden el ejercicio de la prostitución. Este texto se dirige a plantear una manera de ver la cuestión que recoja los aspectos positivos de ambas posiciones, a la vez de intentar evitar sus puntos débiles.


La abolición o prohibición

La Coalición Internacional Contra el Tráfico de Mujeres (CATW, en sus siglas en inglés) presenta los siguientes argumentos contra la legalización/despenalización de la prostitución:

1. La legalización/despenalización de la prostitución es un regalo para los proxenetas, los traficantes y la industria del sexo.
2. La legalización/despenalización de la prostitución y de la industria del sexo promueve el tráfico sexual.
3. La legalización/despenalización de la prostitución no supone un control de la industria del sexo. La expande.
4. La legalización/despenalización de la prostitución aumenta la prostitución clandestina, ilegal y la prostitución de la calle.
5. La legalización de la prostitución y la despenalización de la industria del sexo promueve la prostitución infantil…

Argumentan que:

Hay personas que creen que defendiendo la legalización o la despenalización de la prostitución están dignificando y profesionalizando a la mujer que está en la prostitución. Pero el dignificar la prostitución como un trabajo no supone el dignificar a la mujer, ya que simplemente dignifica la industria del sexo.

Aclaran que se oponen a:

“todas las formas de prostitución avaladas o respaldadas por el estado, incluyendo, pero no limitándose a, la legalización de los prostíbulos y del proxenetismo, la despenalización de la industria del sexo, la regularización de la prostitución a través de leyes que establezcan controles de salud obligatorios para las mujeres que están en la prostitución, o cualquier sistema que reconozca que la prostitución es un trabajo o la defienda considerándola una elección laboral.”

Al igual que otras muchas organizaciones feministas, identifican la prostitución como una forma de violencia de género o, más explícitamente, como “una forma de violencia masculina”.2

Esta visión se extiende a la izquierda de inspiración socialista. La Secretaria de la Dona del PSUC viu, por ejemplo, declara que “La prostitución tiene que ser considerada como una forma extrema de violencia de género.”

La Secretaría de la Mujer del Partido Comunista de España (PCE) también equiparó la prostitución con la violencia de género, y criticó que la propuesta de Iniciativa Verds, “la llamada regulación”, representaba “la institucionalización de dicha violencia”.

En la misma línea, según informó la agencia EFE (25/11/09) el propio secretario general del PCE, José Luis Centella, pidió “un cambio en la legislación para que la prostitución sea considerada una forma de violencia de género. Considera que la compra del cuerpo de una mujer es una de las manifestaciones más violentas del patriarcado.”

Estos argumentos, por supuesto, reflejan el deseo de mejorar la situación social de las mujeres, y específicamente la de las mujeres prostituidas. La cuestión es si son la mejor forma de analizar la prostitución y sobre todo, si lo son para conseguir las mejoras que buscamos.

Mezclando temas

El Colectivo Hetaira (al que volveré más adelante) argumenta que:

La utilización de abstracciones teóricas como “tráfico de mujeres” “violencia de género” o “esclavitud sexual” tienen grandes resonancias emocionales pero son poco explicativas de las situaciones complicadas y complejas de las personas que pasan por ellas. Para actuar sobre la realidad es necesario diferenciar bien las situaciones que queremos mejorar y proponer medidas específicas para cada caso.3

En esto, tienen toda la razón. Por ejemplo, se puede y se debe denunciar a las mafias que obligan a mujeres inmigradas a ejercer la prostitución, pero esto no representa un argumento contra la prostitución como tal, de la misma manera que la existencia de talleres que explotan a gente inmigrada no justifica la prohibición de toda la industria de la confección de ropa. La prostitución infantil es ilegal y debe serlo como abuso de menores que es, indiferentemente de la actitud que se adopte respecto a la prostitución en general.

Citando otra vez al Colectivo Hetaira:

Para nosotras el actual Código Penal es un instrumento más que suficiente para defender a las trabajadoras del sexo de los abusos y las agresiones. Así:* Quien obliga a otra persona a prostituirse ya está considerado delito en él;* Ante los abusos o agresiones físicas, psíquicas o sexuales ya existen, también en el C.P., artículos que permiten su denuncia y castigo.* Para los abusos económicos y las malas situaciones de trabajo son necesarias leyes laborales que defiendan los derechos de las trabajadoras.4

Gran parte de los argumentos a favor de la abolición de la prostitución se basan en agravantes de este tipo, no en la prostitución en sí misma. El hecho de que estos abusos estén muy extendidos no quita que son una cosa diferente a la prostitución como tal.

Alianzas peligrosas

La exigencia de prohibir o abolir la prostitución plantea la cuestión: ¿quién lo va a hacer? Se da por sentado que será responsabilidad del Estado, con sus cuerpos policiales, sus tribunales, sus cárceles, etc.

No sorprende que los políticos institucionales aboguen por aumentar sus poderes en esta materia. Lo que sí debe sorprendernos es que sectores de la izquierda y de los movimientos sociales tengan una actitud tan crédula hacia el Estado capitalista. Se supone que este Estado —el mismo que levanta las barreras contra la llegada de personas del sur e impulsa otras políticas racistas, el que lleva a cabo reformas laborales, el que mantiene la situación de desigualdad de las mujeres…— traerá alguna mejora en este tema.

A partir de aquí se pueden formar alianzas muy dudosas, y no es una mera hipótesis. La feminista radical Andrea Dworkin realizó una alianza de facto con representantes de la derecha cristiana de EEUU para abolir la pornografía. Cuando Dworkin murió, un antiguo ayudante de George Bush explicó su admiración por ella, y cómo ella misma le había correspondido, expresando su “respeto hacia los conservadores cristianos que luchaban contra la prostitución forzosa”.5

En el ámbito de la pornografía, los esfuerzos de Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon contribuyeron a una importante decisión judicial canadiense, que decidió que la pornografía era degradante para las mujeres y por tanto no se podía acoger bajo las garantías de libertad de expresión. Las aduanas del país utilizaron la decisión para requisar material destinado a las librerías de gays y lesbianas.6

Es decir, que sean cuales sean las intenciones de los que promueven la prohibición, fácilmente éstas puede servir a intereses que nada tienen que ver con la liberación de las mujeres.

En un ejemplo concreto, Gemma Nicolás describe como el PP defiende “una postura abolicionista o prohibicionista y utiliza el discurso moralista tradicional, junto a ciertas expresiones propias del feminismo radical. El Ayuntamiento de Madrid, en el que esta formación política tiene mayoría absoluta, está llevando a cabo un plan ‘Contra la esclavitud sexual’ para erradicar la prostitución de la zona céntrica de la calle Montera. Desde el año anterior, las mujeres trabajadoras sexuales del centro de Madrid estaban siendo atosigadas por la policía para impedir su visibilidad en la zona, hecho que supuso numerosas detenciones y expulsiones en aplicación de la ley de extranjería.”7

Un informe del Parlamento Europeo de 2000, Lucha contra la trata de mujeres, reconoció que: “el régimen de prohibición directa e indirecta de la prostitución vigente en la mayoría de los Estados miembros crea un mercado clandestino monopolizado por la delincuencia organizada que expone a las personas implicadas, sobre todo a los inmigrantes, a la violencia y la marginación”.

Prostitución y género

Según la destacada abolicionista, Donna M. Hughes, en la prostitución “los hombres crean la demanda y las mujeres son la oferta”. En una nota de pie la autora comenta que: “Esta dinámica se aplica a la prostitución heterosexual. Las excepciones son la prostitución gay, el abuso sexual por hombres a niños, el ocasional abuso sexual por mujeres a niños o niñas y la casi inexistente prostitución de hombres por mujeres.” 8

Normalmente otros tipos de prostitución —a los que se tendría que añadir la de mujeres transexuales, a las que Hughes excluye de su análisis*— ni se mencionan.

Parece evidente que la principal forma de prostitución es la heterosexual, con mujeres prostitutas y hombres como clientes, pero es importante reconocer que no es la única. Esto se ve más claramente si se considera, no sólo la prostitución, sino la industria del sexo en su conjunto.

Según una fuente, la pornografía gay representa entre un tercio y la mitad de todo el mercado de venta o alquiler de películas pornográficas en EEUU: no es un elemento marginal.9

Un estudio de “bailarines/as exótico/as” afirmó que su muestreo, de 16 hombres y 40 mujeres, era representativo de la población en general en este trabajo. Otra vez, se ve que hay una parte importante que no refleja el modelo de “hombre que crea la demanda y la mujer el suministro”.10

Es más difícil encontrar datos respecto a la prostitución. Esto se debe en parte a la marginación de las personas que la ejercen, pero también en parte al hecho de que muchos estudios parten del modelo de prostitución como una cuestión de género, y específicamente de violencia de los hombres contra las mujeres. Así, los otros tipos de prostitución simplemente no entran en el análisis.

El informe No Son of Mine, realizado para Barnardos, una ONG británica que trabaja con niños, comenta que “ha habido mucho interés e investigación en el trabajo sexual femenino”, mientras que, en cambio, “se sabe comparativamente poco sobre niños y hombres jóvenes” que se encuentran en una posición parecida “y de hecho, hay una falta de información respecto a este grupo marginado dentro de nuestra sociedad”.11

Según otro estudio: “En general, chicos y hombres jóvenes que venden sexo como ‘chaperos’ [‘rent boys’ en inglés] se consideran mucho menos visibles que las niñas y mujeres jóvenes, probablemente debido al estigma añadido de la homosexualidad y de hombres que venden sexo.”12

Finalmente, vale la pena reflexionar sobre el aspecto geopolítico de la prostitución. No se puede explicar en términos de género por qué son jóvenes de Europa del este las que van a Europa occidental para ejercer la prostitución, y no al revés. De la misma manera, el hecho de que hombres de negocios ricos y europeos vayan a Tailandia para practicar sexo (mejor dicho: para violar) con niños pobres de ese país y no al revés, que campesinos tailandeses viajen para abusar de los niños de la burguesía europea, es resultado de muchos factores sociales y económicos, mucho más allá del género.

Volveremos más adelante al tema del género y la industria del sexo. Por ahora se debe señalar que, aunque el análisis de la prostitución tiene forzosamente que tratar el aspecto de género, centrarse casi exclusivamente en este aspecto implica perder muchos elementos de una realidad más compleja y contradictoria.13

¿Normalizar la prostitución?

Existe otra corriente de opinión respecto a la prostitución, que parte del discurso feminista, para llegar a conclusiones opuestas a las tesis abolicionistas. Esta visión existe en diversos países, especialmente en EEUU; en el Estado español está representada, entre otras entidades, por el Colectivo Hetaira.

El Colectivo Hetaira presenta sus “planteamientos teóricos” de la siguiente manera:

Los planteamientos que subyacen a nuestro trabajo feminista tienen que ver con las polémicas que se han dado sobre este tema dentro del feminismo.Partimos de considerar la prostitución como un trabajo, una actividad que puede ejercerse de maneras muy diferentes. Pensamos que es importante diferenciar quienes lo hacen obligadas por terceros y quienes lo hacen por decisión individual aunque obviamente condicionada por las situaciones personales, como todo lo que hacemos en la vida. Para nosotras la existencia de la prostitución tiene que ver no sólo con la situación de desigualdad de las mujeres en relación a los hombres sino también con la pobreza, con las desigualdades norte/sur, con las sociedades mercantiles, etc. Concebimos a las prostitutas con toda su dignidad y con capacidad para decidir sobre sí mismas y sobre sus condiciones de vida, aunque a veces lo tengan difícil. Son trabajadoras a las que se les debería de reconocer los mismos derechos que tienen el resto de trabajadores. Consecuentemente nuestra alternativa pasa por “descriminalizar” la prostitución regulando las relaciones comerciales cuando implican a terceros y reconocerles sus derechos como trabajadoras. Siendo fundamental que cualquier política que se desarrolle en este terreno cuente con la voz de las propias prostitutas.14

En todo esto, tiene bastante razón. Sin embargo, desde esta perspectiva a veces se va más allá de la explicación de la realidad de la prostitución, a argumentos que casi la celebran.

Una prostituta que defiende esta posición escribe en su blog:

El ejercer la prostitución me ha dado la oportunidad de desarrollarme como persona, poder mantener a mi familia, acceder a una vivienda y poder estudiar para labrarme un futuro, como yo hay muchas mujeres que luchan día a día por su futuro y el de sus familias. Ningún otro contexto en la vida, me ha dado tantas oportunidades.15

Como resume una autora:

Las trabajadoras sexuales feministas no se sienten avergonzadas de su trabajo. De hecho, se sienten muy orgullosas de no sentir vergüenza y de haber superado tabúes y prejuicios sexuales. No consideran que nadie deba decir por ellas si su trabajo es opresivo, dañino o humillante… Este feminismo también resalta el hecho de que el trabajo en la industria del sexo puede atribuir poder y autonomía (empowerment) a las mujeres al adquirir control autónomo sobre sus propios cuerpos, transformando los estereotipos de género.16

Esta posición, supuestamente rompedora, a veces reproduce de forma acrítica los estereotipos de siempre. Por ejemplo, Beatriz Espejo, autora de Manifiesto Puta, un “ensayo en defensa de la libertad sexual y la prostitución”, argumenta que las mujeres deben aceptar que sus maridos acudan a prostitutas, porque: “Tienen que entender que el hombre es testosterona pura, le gusta su mujer y también las demás”. Más revelador aún, criticando a las abolicionistas, declara que: “Cuando sumas dos cosas buenas, sexo y dinero, no puede dar como resultado una mala”.17

La derecha abolicionista, de forma hipócrita, acepta el mercado en general, pero lo rechaza para el sexo. Algunas defensoras de la prostitución también ven el mercado como una cosa incuestionable pero, siendo más coherentes que la derecha, defienden la inclusión de las relaciones sexuales en este mercado.

Esta aceptación del mercado se relaciona con un aspecto clave respecto a la prostitución: las diferencias de clase entre las personas que la ejercen.

Como defiende la bloguera antes citada —prostituta y licenciada en Ciencias Políticas— la prostitución puede ser una forma relativamente buena de ganarse la vida para algunas mujeres como ella: efectivamente una trabajadora autónoma cualificada. Pero son pocas. Un grupo incluso más pequeño serían las mujeres que llevan auténticos negocios del sexo, de prostitución, pornografía, tiendas de sexo, etc. Éstas no son trabajadoras del sexo, sino empresarias.

Tales diferencias de clase son un elemento clave para analizar la prostitución. Ignorarlas sería como intentar entender la industria del textil a partir de las experiencias de una diseñadora de moda, y no contar con la realidad de las empleadas de los talleres de confección que cobran unos pocos centavos por pieza.

En resumen, si las feministas abolicionistas parten de una visión muy parcial de la prostitución —y luego plantean soluciones muy cuestionables— la visión de la defensa de prostitución como un trabajo más también refleja una visión parcial: la de las mujeres que tienen mejores condiciones que la gran mayoría del sector. Además, tras su imagen radical, en algunos casos se esconden actitudes bastante conservadoras acerca de la imposibilidad de cambiar esta sociedad dominada por el mercado en el que la sexualidad es una mercancía más.

Una visión anticapitalista

Muchas veces, desde el movimiento anticapitalista se tratan los problemas como si fueran totalmente nuevos, y tuviéramos que partir de cero en nuestros análisis. En el tema de la prostitución, al igual que en muchos otros, no es así en absoluto.

Autores y activistas escriben sobre la prostitución desde perspectivas anticapitalistas desde al menos hace un siglo y medio, y su trabajo nos ofrece planteamientos mucho más sólidos que los descritos arriba.

La prostitución y la historia

Un problema de ambas teorías descritas arriba es que excluyen una visión de cambio histórico. Quieran o no, en efecto refuerzan la famosa definición de la prostitución como “la profesión más antigua del mundo”.

Es un ejemplo de la “visión Picapiedra” de la historia. Mientras Pedro Picapiedra iba en su coche de piedra para acudir a su trabajo en la fábrica de piedra, detrás de la fábrica había una joven en minifalda de pieles, haciendo la esquina para ganar unas monedas de piedra.

Vale la pena analizar por qué la idea de “la profesión más antigua del mundo” es necesariamente falsa. Para que haya prostitución, alguien tiene que producir comida y construir alojamiento. Si alguien quiere comprar sexo, primero tiene que trabajar —o hacer que otro trabaje— para tener con qué pagar. Como explicó Marx:

En la producción social de su vida los hombres [y mujeres] establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.18

Es decir, si bien la prostitución existe desde hace miles de años, las diferentes sociedades de clase dan lugar a fenómenos muy diferentes. El marxista alemán, August Bebel describe en su obra Mujer y Socialismo, de 1879, como la prostitución existió en las sociedades antiguas de Grecia y Roma y luego en el feudalismo, pero que siempre tomó una forma específica en cada sociedad.

Explica que es sólo bajo el capitalismo que la prostitución se convierte en un fenómeno masivo. Presenta datos para analizar la prostitución en términos de clase, explicando que la gran mayoría de las prostitutas lo son por pobreza y necesidad, pero que también existe una pequeña minoría de prostitutas de “alto standing”. Incluso describe el tráfico de mujeres, del cual el principal país de origen era Alemania, que “exportaba” prostitutas a medio mundo, desde Singapur hasta Buenos Aires. En ese período de la primera globalización, Gran Bretaña era la gran potencia, y Alemania todavía no había logrado su posición actual.

De paso, Bebel critica de forma irónica el doble rasero, por el cual se da por sentado que los hombres tienen impulsos sexuales incontrolables, mientras que las mujeres “respetables” deben mantener su virtud. Comentó que “cada vez que los hombres se reúnen en gran número, parecen incapaces de divertirse sin la prostitución” (léase despedida de soltero, feria comercial…). Por supuesto, Bebel sabía que se trata de un hecho social, no biológico.

Bebel también rechaza la regulación estatal de la prostitución, explicando como ésta permitía abusos por parte de la policía y los médicos encargados de “inspeccionar” a las mujeres.

En resumen, Bebel explica que: “La prostitución se convierte en una necesaria institución social de la sociedad burguesa, al igual que la policía, el ejército, la iglesia y la clase capitalista.”19

La anarquista rusa Emma Goldman, que entonces vivía en EEUU, denunció en 1910 la hipocresía entorno a la prostitución, destacando que muchos matrimonios burgueses también implicaban el intercambio de favores sexuales por dinero. Incluso cuestionó varios tópicos que siguen vigentes:

Adjudicar el aumento de la prostitución a la alegada importación extranjera, al hecho de extenderse cada vez más el proxenetismo, es de una superficialidad abrumadora… los proxenetas, detestables como son, no se debe ignorar que forman parte esencialmente de una fase de la prostitución moderna, fase acentuada por las persecuciones y los castigos resultantes de las esporádicas cruzadas llevadas a cabo contra ese mal social.El proxeneta, no dudando que es uno de los miserables especímenes de la familia humana, ¿en qué manera puede ser más despreciable que el policía, quien le arranca hasta el último centavo a la pobre trotadora de la calle para luego conducirla presa todavía? ¿Cómo el proxeneta ha de ser más criminal, o una más grande amenaza para la sociedad cuando los propietarios de grandes almacenes, de tiendas o fábricas, buscan sus víctimas entre el personal femenino para satisfacer sus ansias bestiales y después enviarlas a la calle? 20

Desde la época de Marx y Engels y en adelante, se analiza cómo la prostitución moderna y masiva se desarrolla en consonancia con el capitalismo, desde la industrialización inicial, pasando por la primera ola de internacionalización de hace más de un siglo, hasta el mundo actual de globalización y crisis.

En cambio, ver la prostitución como “una manifestación del patriarcado” impide analizar cómo ha ido desarrollándose. A menudo, “patriarcado” es simplemente una etiqueta que significa cosas diferentes para personas diferentes, pero implica una visión mediante la cual la opresión de las mujeres es un hecho ahistórico, casi eterno. Al excluir el análisis de cómo surgió la opresión de las mujeres con las primeras sociedades de clase, y cómo esta opresión ha ido cambiando con el paso de las sociedades antiguas, el feudalismo y ahora con el capitalismo, dificulta ver cómo se puede acabar con esta opresión.21

En lo que se refiere a la prostitución, desde esta visión se intentan analizar hechos del mundo del s.XXI —por ejemplo, la manera en que la industria del sexo se aprovecha de mujeres que cruzan el planeta para intentar escapar de las guerras y la pobreza— como si pasara lo mismo hace mil o dos mil años.

Por poner un ejemplo, la agricultura existe desde hace 13 mil años, pero no tiene sentido analizar la situación de un jornalero africano en los invernaderos de Almería hoy como una mera variante de la de un esclavo en una finca romana hace dos mil años. Por supuesto, se podrían encontrar algunas similitudes superficiales, pero lo importante es el mayor potencial que tienen los jornaleros hoy para cambiar su situación, como se ve con las movilizaciones en el campo andaluz. La clave es la especificad de la situación del jornalero en el capitalismo moderno, no alguna similitud con los que trabajaban el campo en la antigüedad.

Lo mismo se aplica a la prostitución. Si bien existió en sociedades anteriores, para entender qué es ahora, y para cambiar esta situación, debemos verla como un factor específico del capitalismo moderno, no como un hecho milenario fijo.

El sexo como mercancía

Quizá sea una obviedad, pero la clave de la industria del sexo es el hecho de convertir las relaciones sexuales en una mercancía que se puede comprar y vender como un producto más.

Como escribieron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista:

La burguesía desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían la familia y puso al desnudo la realidad económica de las relaciones familiares… La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita… Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas… la red del comercio es universal… Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu.22

Al someterlo todo al dominio del mercado, el capitalismo también hace otra cosa: crea la enajenación. Marx analizó la cuestión en 1844, en unos difíciles textos filosóficos:

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí.23

Esta enajenación es un motivo importante de la búsqueda de sustitutos por las relaciones humanas de verdad. Marx volvió al tema de la enajenación en El Capital, explicando como las mercancías —que no son más que el producto del trabajo humano y por tanto de las relaciones sociales entre las personas— se presentan como objetos independientes: su máxima expresión, el capital —las grandes empresas, la banca etc.— no es más que la acumulación del trabajo humano:

para hallar una analogía [tenemos] que trasladarnos a las regiones nebulosas del mundo religioso. Aquí, los productos del cerebro humano parecen dotadas de vida propia, independientes, en relación entre sí y con los hombres. Lo mismo ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. Esto es lo que llamo fetichismo, que se adhiere a los productos del trabajo en cuanto se produce como mercancías y que, por consiguiente, es inseparable de la producción de mercancías.24

De la misma forma, bajo el capitalismo, el sexo —que en realidad consiste en las relaciones sexuales entre seres humanos— se convierte en un objeto ajeno a las personas, en una mercancía. Sólo por esto se puede hablar de una “industria de sexo”.

La visión abolicionista, que centra su crítica a la industria del sexo en el argumento de que degrada a las mujeres, deja abierta la posibilidad de que “otra industria del sexo es posible”. Su crítica no tiene nada que decir respecto a la pornografía para mujeres heterosexuales, lesbianas o gays. Las tiendas de sexo dirigidas a una clientela femenina serían quizá un paso hacia la igualdad.25 Se condenará —y con razón— la creación de “Roxxxy”, la nueva muñeca-robot sexual que “posee órganos sexuales artificiales y un esqueleto articulado que es posible mover como el de un ser humano.” Pero ¿qué se diría ante la noticia de que la empresa se plantea diseñar un muñeco-robot “masculino” para las mujeres?26 Y finalmente, el pequeño sector de prostitución de hombres para mujeres quedaría fuera del análisis.27

Las defensoras de la normalización de la prostitución, lejos de quedarse calladas ante estos hechos, los celebran. Beatriz Espejo, autora de Manifiesto Puta, por ejemplo, respondió a la pregunta “¿Cuál es la solución?”, diciendo “Que las mujeres tienen que hacer lo que les apetezca respecto al sexo. Esto incluye que si te apetece pagar por estar con un hombre, pagues y experimentes.”28

En cambio, el análisis de la deshumanización y la alienación, inherente en la objetificación del sexo, se aplica a toda la industria del sexo, sea cual sea su mercado. Y evidentemente, se aplica a toda la prostitución, a la mujeres o a la de hombres, más allá de las condenas a las condiciones de esclavitud a las que algunas prostitutas están sometidas, o al abuso de menores.

Desde el punto de vista anticapitalista, la prostitución, al igual que toda la industria del sexo, es inseparable del capitalismo. Sólo acabando con el capitalismo se puede acabar con las condiciones sociales que llevan a las personas a ejercer la prostitución y con la alienación que crea el mercado para ella.29

Medidas anticapitalistas hoy para superar la prostitución

Este planteamiento es correcto, pero puede fomentar la idea de que hay que “esperar a la revolución” y que mientras tanto no hay nada que hacer. Nada más lejos de la verdad.

Lo que sí es cierto es que, dado que el capitalismo es el problema, no conseguiremos una solución mediante alianzas con el estado capitalista o dándole más poder.

La visión anticapitalista significa impulsar las luchas, aquí y ahora, para mejorar las condiciones sociales y los derechos de las personas —especialmente de las mujeres, y más especialmente de las mujeres inmigradas— para reducir las presiones que impulsan a la gente a ejercer la prostitución.

La más importante de estas presiones es la pobreza, la necesidad económica. Ésta es una cuestión de clase, con un componente importante relacionado con el género y con la posesión o no de papeles. En este sentido, se trata de apoyar las luchas contra el paro y la precariedad, en apoyo a las huelgas. Pero también de luchar específicamente contra la desigualdad de género en el trabajo: por una igualdad real de salarios entre trabajadores y trabajadoras; por la igualdad de acceso a los cargos cualificados… Otras medidas en este sentido serían la ampliación y mejora de los servicios de guardería y de ayudas a las personas dependientes: muchas mujeres ejercen la prostitución porque no encuentran otro trabajo cuyo horario sea compatible con sus cargos domésticos. Finalmente, el nivel escandalosamente bajo de muchas pensiones también puede empujar a algunas mujeres a la industria del sexo (y si alguien lo duda que vea la película Irina Palm).

En lo que se refiere a las personas inmigradas, también hay que combatir el racismo en el mundo laboral, pero aquí el tema es mucho más amplio. Las redes de tráfico de mujeres para la prostitución sólo pueden existir gracias a los controles impuestos por la Unión Europea, incluyendo al Estado español. Si hubiera libertad de circulación, a ninguna mujer de Europa del este, África central o América Latina se le ocurriría ponerse en manos de las mafias de la inmigración clandestina. Es decir, a la vez que el gobierno condena estas mafias y dice que toma medidas contra el tráfico de mujeres, son sus políticas de inmigración las que crean el problema.

Respecto a los “otros” sectores de la prostitución, como la prostitución de hombres jóvenes o de mujeres transexuales, hacen falta medidas específicas. Por ejemplo, el hecho de que jóvenes que se van de casa acaben prostituyéndose es reflejo de los graves problemas de precariedad laboral y de la dificultad de acceso a viviendas que afligen duramente a este sector.30 Las luchas por el acceso a trabajos y viviendas dignos para este sector también contribuirían a reducir la prostitución. Muchas transexuales trabajan de prostitutas debido a la poca aceptación que tienen al mostrar su DNI cuando solicitan un trabajo “normal”.31 La lucha contra la opresión específica sufrida por la gente transexual aumentaría sus posibilidades de salir de la prostitución.

No debemos olvidar que, por ser la prostitución un fenómeno global, las soluciones también tendrán que ser globales. Los diversos lugares de origen de las mujeres (y a veces niños) de la industria de la prostitución son un mapa de los desastres económicos, sociales y políticos del mundo.

Las deudas que pesan sobre los países pobres, y luego los planes de ajuste estructural (ahora cínicamente llamados “estrategias para la reducción de la pobreza”), empobrecen a la clase trabajadora y los campesinos de estos países (a la vez que suelen enriquecer a sus clases dirigentes). Eliminar estas deudas sería un paso importante para reducir este impulso a la prostitución.

El cambio climático, si se sigue como hasta ahora, provocará cientos de miles de refugiados y refugiadas. Algunas de estas personas se encontrarán en las ciudades del norte sin posibilidades de sustentarse, cosa que, otra vez, echará a algunos de ellos a la prostitución. Hacen falta medidas reales para controlar las emisiones, así como medios para acoger a la gente refugiada, permitiendo que acceda a trabajos dignos, etc.

Las guerras son otra causa importante de desastres humanos y aumentan enormemente la prostitución. Tanto en Afganistán como en Irak, la desestructuración social provocada por la guerra y la ocupación ha abocado a muchas mujeres a la industria del sexo, dentro de sus propios países o en los países a los que llegan como refugiadas.32 Por este motivo los gobiernos que llevan a cabo guerras y ocupaciones impulsan la prostitución; los movimientos antiguerra ayudan, indirectamente, a frenarla.

[Punto por desarrollar: Haría falta hablar también de cómo se pueden cambiar las actitudes hacia el sexo como mercancía, de diferentes maneras. Por un lado hay que combatir las ideas e imágenes machistas, etc. También haría falta oponerse a todos los diferentes modelos fijos acerca de cómo deben ser las relaciones sexuales: castidad; pareja monógama; actividad sexual desenfrenada como señal de éxito (pero sólo para los hombres por supuesto).

Pero igualmente importante es la lucha para que la gente trabajadora pueda tener relaciones personales más satisfactorias. Gramsci escribió en “Americanismo y Fordismo” acerca de cómo las presiones de la vida laboral impiden el desarrollo normal de las relaciones sexuales. Sin tiempo para verse, y ahogados por facturas y letras, es más difícil que la gente sea feliz en sus relaciones. Jornadas laborales más cortas, salarios dignos y mejores condiciones contribuyen, entre otras cosas, a una sexualidad más sana.]

Es evidente que estas propuestas son objetivos por los que se puede luchar ahora mismo, pero también es obvio que conseguir todo esto implica una lucha frontal contra el capitalismo.

Ésta es la única forma para realmente superar la situación actual, en la que muchas mujeres, y no pocos chicos, se encuentran abocadas a ejercer la prostitución, por la falta de alternativas. Por este motivo, las fuerzas de la izquierda que se suman a la posición abolicionista —como hemos visto, adoptando la totalidad del discurso— se equivocan gravemente.

Cualquier opción que busca “abolir” la prostitución mediante decretos y leyes corre el riesgo, en la práctica, de librar al sistema capitalista de sus responsabilidades, y de cargar contra las personas que tiene que ejercer la prostitución. Sólo parece más realista porque siempre es más “realista” mantener el estatus quo, en vez de intentar cambiarlo.

¿Organización sindical de las prostitutas?

Dado que no hay una forma rápida de eliminar la prostitución, se plantea la cuestión de qué actitud tomamos respecto a los derechos de las personas que la ejercen.

Debe ser obvio que la izquierda anticapitalista está a favor de que puedan defender sus derechos frente a la represión y la persecución así como la marginalización social, contra el estigma social que sufren las prostitutas (excepto las muy ricas, evidentemente).

No debemos dar ningún apoyo a la policía que abusa de ellas, con o sin una ley en la mano.

Apoyar el derecho a organizarse de las prostitutas (que no es lo mismo que apoyar los derechos de la patronal de la industria del sexo, sino todo lo contrario) no es una cosa abstracta. En Argentina existe la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar), sindicato de trabajadoras sexuales que está afiliado a la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA).33 En India existe la Karnataka Sex Workers Union, sindicato que organiza trabajadora/es del sexo —"mujeres, hombres y transgénero"— y que forma parte de un movimiento sindical más amplio.34

Frente a tales ejemplos, es triste que el PCE —haciéndose eco de las tesis abolicionistas de un sector del feminismo radical— rechazara una propuesta de CCOO a favor de la sindicalización de las prostitutas, expresando su horror ante una posible “sección sindical de prostitutas de CCOO”.35 Esta actitud no es nada consistente, y no concuerda con la visión de clase que se supone que el PCE defiende. Si rechazan la organización sindical de las prostitutas, ¿por qué no la de actores y actrices del porno, que también practican el sexo por dinero? Y ¿las que trabajan en locales de masaje “con final feliz” tampoco deben poder afiliarse a un sindicato? Y ¿las personas que hacen striptease? Por otro lado, si aceptamos el derecho a organizarse de la plantilla de una central nuclear, de una fábrica de armas, o de un centro penitenciario, ¿esto implica que estamos a favor de todas estas actividades? Parece que aquí hay un doble rasero y que el discurso feminista actúa como excusa para negar a un sector “muy puteado” —por decirlo de alguna manera— derechos que no se nos ocurriría negar a ningún otro grupo, por mucho que rechacemos el negocio de sus jefes.

Por supuesto, no será nada fácil que se organicen las y los prostitutos, como no lo es en ningún sector de trabajadoras explotadas y precarias (por ejemplo, empleadas domésticas). Además, la izquierda anticapitalista del Estado español, actualmente relativamente débil y fragmentada, quizá no esté en condiciones de contribuir mucho, pero no debe haber sombra de duda de que, en principio, estamos a favor del derecho de autoorganización.

Conclusión

Este último punto es de aplicación general: por ahora, no podemos hacer gran cosa respecto a la prostitución, pero al menos podemos y debemos aclarar nuestra visión. Periódicamente, surgen amplios debates respecto a la prostitución. Si en estos debates la izquierda anticapitalista va a remolque de una u otra de las corrientes descritas arriba —la abolición o la normalización de la prostitución— cometemos un error.

Necesitamos una posición propia, independiente, arraigada en un análisis de clase y del capitalismo, acerca de cómo la opresión actual de las mujeres —y el modelo represivo respecto al sexo en general— forma parte de esta realidad social y no puede superarse definitivamente sin acabar con el capitalismo.

Esto no excluye el colaborar con las feministas con las que compartimos objetivos inmediatos, sino todo lo contrario. Tendremos muchos puntos en común con las que quieren que la prostitución deje de existir, así como con las que quieren luchar contra la marginación y por los derechos de las y los trabajadores del sexo actuales. Tener una visión propia es de hecho una condición esencial para poder ver lo que tenemos un común, a pesar de las diferencias que podamos tener con sus teorías.

Si decimos que “otro mundo es posible”, estamos pensando en un mundo en el que nadie tenga que vender su cuerpo, un mundo con libertad sexual de verdad, no con la libertad del mercado, del dinero. Para conseguirlo, tenemos que luchar hoy, dando pasos concretos, y sabiendo bien quién es el enemigo: el capitalismo.

Algunos textos citados

Chase, E and Statham, J (2004) The Commercial Sexual Exploitation of Children and Young People: An Overview of Key Literature and Data. Literature Review by Thomas Coram Research Unit, Institute of Education: University of London. http://www.nationalworkinggroup.co.uk/system/datas/22/original/Thomas_Coram_Commercial_adn_Sexual_Exploitation_of_Children_and_Young_People_-_an_overview.doc?1255353348

Colectivo Hetaira (sin fecha): “Una mirada feminista a la prostitución”, http://www.colectivohetaira.org/web/documentos/2-documentos/22-una-mirada-feminista-a-la-prostitucion.html

Díez Gutiérrez, Enrique Javier (2009): “Prostitución y violencia de género”, Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 24 (2009.4). Publicación Electrónica de la Universidad Complutense.

EFE: 25/11/09, “El Partido Comunista pide que la prostitución se considere violencia de género” http://noticias.terra.es/espana/2009/1124/actualidad/el-pce-pide-que-la-prostitucion-se-considere-violencia-de-genero.aspx

Farley, Melissa, Julie Bindel y Jacqueline M. Golding (2009), Men who buy sex: Who they buy and what they know, diciembre 2009, Eaves, London y Prostitution Research & Education, San Francisco.

Garaizabal, Cristina (2003): “Derechos laborales para las trabajadoras del sexo”, Mugak, nº 23. http://www.colectivohetaira.org/crisgar0403.html

Hughes, Donna M. (2000) “Los hombres generan la demanda; las mujeres son la oferta”, Centro Reina Sofía, Valencia, noviembre de 2000, www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demandsp.htm. Versión original en inglés: www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand.htm.

New York Times, 17/04/05, “A Radical Feminist Who Could Dine With (Not on) Conservatives”.

Nicolás, Gemma, (2005), Planteamientos feministas en torno al trabajo sexual, http://www.descweb.org/files/PlanteamientosFeministas.pdf

Palmer, Tink (2001) No Son of Mine, informe para Barnardos (ONG británica que trabaja con niños). Resumen en www.barnardos.org.uk/noson.pdf

Pritchard, Jane (2010): “The sex work debate”, International Socialism Journal 125 (invierno de 2010), disponible en http://www.isj.org.uk/index.php4?id=618

Raymond, Janice G. (1998): Prostitution as violence against women: NGO stonewalling in Beijing and elsewhere, Women’s Studies International Forum, Vol. 21, No. 1, pp. 1-9, http://action.web.ca/home/catw/readingroom.shtml?sh_itm=46413d9acb7e9322a28f1df36d75637c

Raymond, Janice G. (2003) para la Coalición Internacional Contra el Tráfico de Mujeres, Diez razones para no legalizar la prostitución. http://action.web.ca/home/catw/readingroom.shtml?x=37143

Secretaria de la dona del PSUC viu (2009): Conclusions: Prostitució, posicions de partit, 30/09/09. http://donesdelpsucviu.blogspot.com/2009/09/conclusions-prostitucio-posicions-de.html

 Secretaría de la Mujer del PCE (2009): “El PCE pide una ley como la sueca para la prostitución en España”, 07/09/09, http://pce.es/pcei_pl.php?id=3261&origen=rss&PHPSESSID=301e6e4b68b010e0dfa8c57af5c3cc7e

Notas de pie

1Ya había empezado a trabajar el tema cuando apareció un artículo que tiene un análisis parecido, aunque con un énfasis algo diferente: Jane Pritchard, “The sex work debate”, International Socialism Journal 125 (invierno de 2010), disponible en http://www.isj.org.uk/index.php4?id=618.

Proporciona muchos argumentos y fuentes valiosos.

2Citado en Raymond, Diez razones para no legalizar la prostitución, pág. 23. Ver también Enrique Javier Díez Gutiérrez, “Prostitución y violencia de género”.

3 Cristina Garaizabal/Colectivo Hetaira, “Una mirada feminista a la prostitución”, http://www.pensamientocritico.org/primera-epoca/crigar0602.htm

4Cristina Garaizabal, “Derechos laborales para las trabajadoras del sexo”, Mugak, nº 23.

6Chris Bearchell, “Gay porn is getting skinned alive”, Toronto Star, 15/01/93; “What Andrea Dworkin got right”, en www.anotherthink.com (blog cristiano) 25/04/05.

7Gemma Nicolás, Planteamientos feministas en torno al trabajo sexual, pág. 69.

8Donna M. Hughes “Los hombres generan la demanda; las mujeres son la oferta”, conferencia en el Centro Reina Sofía, València, noviembre de 2000, www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demandsp.htm. La nota sólo aparece en la versión original en inglés: www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand.htm. Esta autora también levanta dudas respecto a sus alianzas. Su “Libro de hechos” sobre la prostitución en el Estado español cita al Ministerio del Interior para sugerir que ETA se financia con la prostitución. http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/spain.htm. En 2003 alabó las medidas contra la prostitución de George W. Bush que, entre otras cosas, dictaron que organizaciones que defendían la legalización de la prostitución —como hacen algunas entidades que promueven los derechos de prostitutas en diversos países— ya no podrían recibir fondos de ayuda. http://article.nationalreview.com/268710/accommodation-or-abolition/donna-m-hughes

9Joe A Thomas, “Gay male video pornography: Past, present and future”, en Ronald John Weitzer (Ed.) Sex for sale: prostitution, pornography, and the sex industry, Routledge, Nueva York 2000, pág 49.

http://books.google.es/books?id=zFpLTrLyDC8C&pg=PA49&lpg=PA49&dq=pornography+market+homosexual+heterosexual&source=bl&ots=7qeIdxgxUR&sig=6WPhPMIqoHqGNMMbhNU4qmStwHI&hl=es&ei=a81hS5vnJ9TNjAe-3_G-DA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6&ved=0CDIQ6AEwBQ#v=onepage&q=&f=false

10Constance Bernard y otros, “Exotic dancers: gender differences in societal reaction, subcultural ties, and conventional support”, en Journal of Criminal Justice and Popular Culture, 10(1) (2003) 1-11. http://www.albany.edu/scj/jcjpc/vol10is1/bernard.html. Aunque se debe mencionar que en la investigación se encontraron diferencias importantes en las actitudes hacia los hombres y las mujeres que trabajaban en este campo.

11Tink Palmer, No Son of Mine, resumen del informe realizado para Barnardos, 2001. www.barnardos.org.uk/noson.pdf.

12Chase, E and Statham, J (2004) The Commercial Sexual Exploitation of Children and Young People: An Overview of Key Literature and Data. Literature Review by Thomas Coram Research Unit, Institute of Education: University of London.

http://www.nationalworkinggroup.co.uk/system/datas/22/original/Thomas_Coram_Commercial_adn_Sexual_Exploitation_of_Children_and_Young_People_-_an_overview.doc?1255353348

13Podemos leer lo siguiente en un texto abolicionista: “Es necesario poner de manifiesto que los datos exponen que las personas que ejercen la prostitución son mayoritariamente mujeres, y que las personas que compran esos cuerpos, para su uso sexual, son hombres. Ambas cifras indican que el fenómeno de la prostitución es, por tanto, una cuestión de género, fruto de una estructura de dominación masculina.” http://www.malostratos.org/cindoc/040%20cindoc%20viol%20prostit%2001.htm

14Colectivo Hetaira, “Una mirada feminista a la prostitución”.

16Gemma Nicolás, Planteamientos feministas entorno al trabajo sexual, pág. 27, http://www.descweb.org/files/PlanteamientosFeministas.pdf

17Entrevista a Beatriz Espejo, La Vanguardia, 20/11/2009, reproducida en la web del Colectivo Hetaira.

18K. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, 1859. Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm

19August Bebel, Mujer y Socialismo, capítulo 12. Disponible en inglés en www.marxists.org/archive/bebel/1879/woman-socialism/ch12.htm.

20Emma Goldman, La prostitución. Disponible en http://marxists.org/espanol/goldman/1910/005.htm

21Sobre el marxismo y la teoría del patriarcado, ver Angie Gago, “Género y clase, la liberación de la mujer hoy”, en La Hiedra, marzo de 2009, y Chris Harman, Mujer y capitalismo, Folleto de En lucha, 2005.

22K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista (1848), disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm

23“El trabajo enajenado” en Karl Marx, Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844, Primer Manuscrito, disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-4

24Karl Marx, El Capital, Libro 1, Tomo 1, Akal, 1976, pág. 103.

25“Un sex shop para mujeres”, Marie Claire, 30/05/07. La “sex shop para mujeres”, Factor Mujer, ha diseñado su web en color lila, incluyendo el símbolo de la mujer.

26La Vanguardia, 10/01/2010. La empresa la llaman “true companion”, “compañera de verdad”, y dicen que la muñeca no es sólo para sexo sino también amistad. Sobran palabras. http://truecompanion.com

27“Shady Lady Ranch offers new ‘menu’ for women”, Times Online, 6/01/10. Hay dos hechos destacables del informe. Primero, la dueña de la burdel explicó que “Con tantos espectáculos de ‘boys’ en Las Vegas, pensamos que era el momento para intentar esto”. Segundo, que la madame había recibido 150 solicitudes, la gran mayoría de Detroit y Las Vegas, las zonas que tienen las tasas de paro más altas de EEUU. La dinámica de este sector —que no deja de ser pequeño— se parece bastante a la del resto de la prostitución.

28Entrevista a Beatriz Espejo, La Vanguardia, 20/11/2009.

29Haría falta estudiar el informe de Farley y otras (2009), Men who buy sex, que investiga las motivaciones de los hombres que acuden a prostitutas.

30Ver Tink Palmer, No Son of Mine.

31Normalmente el nombre en su DNI no coincide con su aspecto femenino o masculino.

32Nizar Latif, “La prostitución ‘florece’ en Iraq”, Rebelión 30/11/09; IRIN.News, “Afganistán: Aumentan los casos de prostitución en el norte del país por el alza del precio de los alimentos”, Rebelión, 18/07/08; Elaheh Rostami Povey, Afghan Women, Zed books, Londres 2007.

33Ver www.ammar.org.ar, y la entrevista a dos dirigentas del sindicato en http://www.suteba.org.ar/index.php?r=1153.

35“Comunicado de la Secretaría Federal de la Mujer del PCE, ante la presentación pública del libro Derechos de Ciudadanía para trabajadoras y trabajadores del sexo de CCOO”, 09/06/07. Disponible en www.nodo50.org/pce/secretarias/secmujer/pl.php?id=1623


*La autora del texto citado, Donna M. Hughes, en todo su largo artículo sobre la prostitución, no habla en absoluto de la gente transexual. En toda su web, entre centenares de artículos tratando la prostitución, y a pesar de la importancia en la industria del sexo de las mujeres transexuales, sólo se encuentran dos referencias al tema. En una de ellas define una foto como “violenta y degradante”, simplemente por ser de una transexual (http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/ppsi.htm). La otra es aún más clara, porque habla de situaciones en las que un cliente de una prostituta “descubre que la ‘mujer’ es un hombre o transexual” (http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand_sex_trafficking.pdf). Sus comillas hablan por si mismas. [Nota añadida 1/4/10].

Comentarios

  1. Comentario enviado por el Colectivo Hetaira (parte 1):

    Hola David,

    Tal y como nos pedías, te hacemos llegar algunos pequeños comentarios.

    Hetaira no “celebra” la existencia de la prostitución. Pero es cierto que para algunas mujeres ha supuesto una buena estrategia de supervivencia. Eso no quiere decir que sea válido para todas las personas. Cada quien ha tenido su propia experiencia. Cuando Montse Neira explica que la prostitución le ha dado grandes oportunidades es porque ella lo vive y ha vivido así y hay que respetarlo. Al igual que hay que respetar los testimonios de mujeres, que han ejercido o ejercen y sin embargo no llevan bien este hecho (habría que preguntarse por qué). No nos parece que haya que poner en cuestión el testimonio que apuntas: “El ejercer la prostitución me ha dado la oportunidad de desarrollarme como persona, poder mantener a mi familia, acceder a una vivienda y poder estudiar para labrarme un futuro, como yo hay muchas mujeres que luchan día a día por su futuro y el de sus familias. Ningún otro contexto en la vida, me ha dado tantas oportunidades”. Montse Neira tiene una experiencia de vida difícil (muy difícil) y sí, gracias a la prostitución, reconstruyó su vida, salió de la pobreza y ha conseguido tener estudios universitarios. Pero nadie le regaló nunca nada. Tiene una genial ponencia en que lo explica y que presentó en las Jornadas Feministas Estatales en diciembre de 2009 en Granada. Montse es ahora mismo una trabajadora autónoma cualificada, pero antes ha trabajado en prostitución callejera, en burdeles de todo tipo y pelaje y ha soportado condiciones de trabajo insostenibles. No es ninguna empresaria. Te lo podemos asegurar. ¿Quién dijo que las trabajadoras autónomas cualificadas son pocas? La realidad es que no sabemos de cifras, porque a ver quién es la guapa que sale diciendo: “soy profesional del sexo”. Inmediatamente un montón de personas pasarán a juzgarte. No, tú no eres puta. Tú eres otra cosa, tú eres la excepción. ¿Por qué no contemplar simplemente que existen casi tantas formas de ejercer la prostitución como personas se dedican a ello?...

    Defender los derechos de las prostitutas y reconocerlas como trabajadoras del sexo no significa que queramos dar “poder” al mercado capitalista. No nos gusta el capitalismo, pero de momento, esto es lo que hay. ¿O es que ahora son las prostitutas las responsables exclusivas de acabar con el sistema? Simplemente, defendemos su inclusión en este mercado laboral porque es el que tenemos. Esto no quiere decir que nos conformemos y no busquemos alcanzar otros modelos sociales mejores para todos y para todas. Lo hemos escrito en multitud de ponencias y lo hemos expresado en conferencias públicas, desde hace muchos años. Si pensásemos que la sociedad no puede cambiarse ni el mercado del capital estaríamos en casa, tranquilamente, no andaríamos peleándonos con el imposible de conseguir derechos laborales para las trabajadoras del sexo, ¿no te parece?

    Precisamente por tener en cuenta las diferencias de clase, apostamos por realizar trabajo con mujeres que captan a su clientela en la calle, porque evidentemente lo tienen más difícil. Nuestro local siempre ha estado ubicado en la zona centro de Madrid, al lado de la prostitución callejera, al lado de las toxicómanas, de las inmigrantes sin papeles. Sin embargo, la solidaridad entre prostitutas es una llave importante para generar propuestas colectivas y para pasar a la acción. Por eso nos parece tan importante e interesante que existan prostitutas que teniendo su vida resuelta, opten por ser generosas e implicarse en la defensa de las compas que lo tienen más difícil. Además, las “más ricas” cuentan con el mismo problema que “las más pobres”: enfrentarse al estigma, que recae de forma feroz sobre las mujeres. Por otro lado, estaríamos encantadas de que la izquierda anticapitalista trabajara directamente con las prostitutas que lo tienen más complicado y lo hiciera desde “planteamientos sólidos” (tal y como tú mismo expresas). No estaríamos tan solas en nuestra tarea. Sería un placer.

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  2. Comentario enviado por el Colectivo Hetaira (parte 2):

    Desde Hetaira tampoco hemos afirmado nunca que sea “un trabajo más”, siempre explicamos que es un trabajo con unas características especiales y que habrá que tenerlo muy en cuenta a la hora de hablar de “condiciones laborales” (está publicado también).

    En tu epígrafe: “Medidas anticapitalistas hoy para superar la prostitución” hablas de:
    . apoyar las luchas contra el paro y la precariedad.
    . apoyar las huelgas.
    . luchar contra la discriminación laboral de las mujeres.
    . pensiones justas para las mujeres.
    . combatir el racismo en el mundo laboral.
    . libre circulación de personas entre países. Contra las actuales políticas de inmigración.
    . trabajo digno
    . vivienda digna
    . por los derechos de las personas transexuales.
    . acabar con la deuda externa.
    . combatir el cambio climático.
    . acabar con las guerras.
    . combatir el machismo.
    . conseguir relaciones personales más satisfactorias.
    . perseguir una sexualidad más sana.

    Terminas diciendo: “Es evidente que estas propuestas son objetivos por los que se puede luchar ahora mismo, pero también es obvio que conseguir todo esto implica una lucha frontal contra el capitalismo.
    Ésta es la única forma para realmente superar la situación actual, en la que muchas mujeres, y no pocos chicos, se encuentran abocadas a ejercer la prostitución, por la falta de alternativas”.

    Desde Hetaira hemos participado y participamos de las preocupaciones del movimiento feminista, acudimos a las convocatorias contra la precariedad laboral y apoyamos -a titulo individual a veces, de forma colectiva otras- manifestaciones contra el racismo, nos hemos manifestado contra la deuda externa, contra las guerras, por los derechos de las personas lgtb, etc, etc. Con todo y con eso, no nos atrevemos a afirmar contundentemente, que aún viviendo en otro tipo de sociedades, la prostitución dejaría de existir.

    La parte que más nos gusta de tu texto es aquella en la que afirmas que es necesaria la autoorganización de quienes ejercen la prostitución. En ello andamos. Tenemos un trabajo inmenso por delante. Estamos de acuerdo también en que: “La izquierda anticapitalista del Estado español, actualmente relativamente débil y fragmentada, quizá no esté en condiciones de contribuir mucho”. Y esto si que es una pena. Además de tener ideario propio, hay que actuar sobre la realidad y sobre todo, acercarse y escuchar a quienes ejercen.

    Un abrazo. Mamen Briz, del Colectivo Hetaira

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  3. Realmente un análisis muy profundo de un problema complejo, en el que tienes en cuenta el tema desde sus múltiples facetas, cosa que otros, y yo la primera, hemos olvidado. El hecho de considerar la prostitución como un hecho de clase y no de género personalmente me ha abierto nuevas perspectivas en su consideración, como darme cuenta de que la prostitución no sólo afecta a las mujeres, sino en general a las capas más invisibilizadas y denigradas por la moral burguesa, y ahí estoy bastante de acuerdo con su análisis. De todas maneras, en cuanto a la cuestión de género sí presente en este problema, he de decir que también es la situación de inferioridad de la mujer respecto al hombre la que propicia la prostitución, y no sólo en cuanto a la feminización de la pobreza, sino a que es la situación de violencia que un gran colectivo de mujeres padece como consecuencia de los estereotipos vigentes en la sociedad (también en última instancia derivados del capitalismo) la que hunde a muchas mujeres en este mundo. Por tanto, aunque tus prouestas de acción me parecen muy válidas, el asunto ha de abordarse también desde la perspectiva de género.

    Por otra parte, la postura del PSUC-viu y del PCE se explica porque, mientras no se cambien estos estereotipos, la prostitución será siempre considerada como una humillación por parte del hombra para con la mujer, y eso resulta inadmisible. El tener que contar para ello con las fuerzas represivas del Estado es un mal menor; de todas maneras, no podemos negar que todos y todas les utilizamos para otras necesidades nuestras.

    Un abrazo y gracias por hacerme partícipe de este estudio.

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  4. Aún no he terminado de leer el texto...

    Hasta llegar al punto de "prostitución y género" ESTABA muy interesante y correcto... digo "ESTABA" porque a continuación llegamos a UN GRAVE INSULTO:

    * 'en la prostitución “los hombres crean la demanda y LAS MUJERES son la oferta”' (...) Normalmente OTROS tipos de prostitución —a los que se tendría que añadir la de transexuales— ni se mencionan.' (sic)

    O sea, que según el autor de este escrito, la prostitución de las MUJERES TRANSEXUALES, es otro tipo diferente de la de las MUJERES... o sea, NOS ESTÁ DICIENDO QUE LAS MUJERES TRANSEXUALES NO SOMOS MUJERES!!!

    Realmente es VERGONZOSO, LAMENTABLE E INACEPTABLE ver como una supuesta persona progresista nos niega de esta forma nuestra identidad de género a las personas transexuales.

    BASTA YA DE AGRESIONES A LAS PERSONAS TRANSEXUALES!!! Ya que negarnos nuestra identidad de género es una AGRESIÓN, es TRANSFOBIA (la transfobia no es solo las agresiones físicas, también es negarnos nuestra propia identidad).

    Las mujeres transexuales somos mujeres (al igual que los hombres transexuales son hombres), y toda actividad (de prostitución o de lo que sea) que implique a mujeres transexuales, está implicando a MUJERES (que eso es lo que somos y no unos bichos raros aparte como parece sugerir el autor), por lo que NO ES OTRO TIPO de actividad (de prostitución o de lo que sea).

    BASTA YA DE TRANSFOBIA Y DE AGRESIONES A LA IDENTIDAD DE LAS PERSONAS TRANSEXUALES!!!


    (Es una pena que en un articulo que PARECÍA ser tan interesante y serio se nos insulte y se nos agreda de esa forma negándonos nuestra identidad de género)


    Ainara Ruiz (integrante de Errespetuz -Asociación Vasca Para la Defensa e Integración de las Personas Transexuales-)

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  5. Ainara: Lo siento si te he ofendido; no ha sido mi intención.

    Creo que hay un malentendido, o más bien varios.

    Primero, este texto es un borrador. Lo publico en el blog, y pido comentarios, precisamente para poder corregir errores, aclarar puntos confusos, etc. tal y como tú has señalado.

    Pero no creo que haya tanta diferencia entre nosotros/as.

    Yo reconozco y acepto que una persona que nació como un hombre puede ahora ser una mujer, y viceversa. El problema es que vivimos en una sociedad dominada por roles de género rígidos y polarizados, que intenta negar la libertad de las personas a vivir como quieren y se sienten.

    Tú, Ainara, militas en “Errespetuz - Asociación Vasca Para la Defensa e Integración de las Personas Transexuales”. ¿Por qué no se llama simplemente “Errespetuz - Asociación Vasca Para la Defensa e Integración de las Personas”? ¿El añadir la palabra “Transexuales” implica que éstas no son personas como las demás? Por supuesto que no es así: se trata de reconocer que en esta sociedad las personas transexuales sufren una opresión específica, que hay que combatir, por eso hay que nombrarlas específicamente.

    En mi texto, al mencionar por separado la situación de las personas transexuales en el contexto de la industria del sexo, quería señalar que es un aspecto específico que se debe tener en cuenta.

    Algunas escritoras feministas radicales, especialmente del lado abolicionista, no reconocen este hecho. El comentario mío que tanto te ha molestado responde a una cita: “Los hombres generan la demanda; las mujeres son la oferta”. La autora del texto citado, Donna M. Hughes, en todo su largo artículo sobre la prostitución, no habla en absoluto de la gente transexual. ¿Se supone que es porque ella acepta a las mujeres transexuales sin más, y que ya vienen incluidas?

    De hecho, no: en toda su web, entre centenares de artículos, sólo he encontrado dos referencias a transexuales. En una de ellas define una foto como “violenta y degradante”, simplemente por ser de una transexual (http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/ppsi.htm). La otra es aún más clara, porque habla de situaciones en las que un cliente de una prostituta “descubre que la ‘mujer’ es un hombre o transexual” (http://www.uri.edu/artsci/wms/hughes/demand_sex_trafficking.pdf ). Al poner las comillas, ella sí pone en cuestión que una transexual es mujer. Además, se sabe que algunos sectores del feminismo radical no aceptan a las transexuales en espacios de “sólo mujeres”.

    Dicho todo esto, es evidente que en la industria del sexo hay un apartado específico referente a las transexuales que no se han operado; yo conozco a una persona que ejerce de prostitución en precisamente este ámbito. Su “mercado” es bastante diferente al de otras prostitutas, y trabaja con otras colegas transexuales en una calle específica. Sólo quiero decir que existen cuestiones específicas en este tema que no se pueden tratar si no se mencionan explícitamente.

    Para terminar, repito que no creo que discrepemos tanto. Queremos un mundo de libertades de todo tipo, incluyendo la libertad sexual. Tenemos mucho camino por delante, y tendremos que ir aprendiendo los unos de las otras (y viceversa).

    Un abrazo.

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  6. PD: Por favor, acaba de leer el artículo, y dime qué te parece en su conjunto.

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  7. Ya sé que no tenías intención de ofender. Pero lo importante no es solo la intención: qué se dice y cómo se dice, también tiene mucha importancia, y "pequeñas" diferencias a la hora de expresar las cosas pueden traer muchísimas implicaciones importantes.
    Por ejemplo, ¿qué tal si alguien preocupad@ por la situación de las personas de raza negra dijera: "no solo hay que luchar por los derechos humanos de las personas, también hay que luchar por los derechos de l@s negr@s"?. ¿O que en las noticias comentaran que "por suerte, en las inundaciones no ha habido pérdida de vidas humanas, aunque por desgracia hayan muerto vari@s inmigrantes y una docena de ovejas"?... Sin ningún problema, no?
    Con tu texto mencionado es EXACTAMENTE LO MISMO.
    Cuando en "Errespetuz" ponemos "personas transexuales", sí, que estamos indicando implícitamente que tenemos una situación (en algunos aspectos) diferente al resto de las personas (igual que las personas diabéticas la tienen diferente a las no diabéticas, las personas bajitas diferentes de las no bajitas, las personas inmigrantes de las que no lo son, las personas habitantes Nepal de las que no son, etc), pero al mismo tiempo estamos indicando precisamente que las personas transexuales, somos eso, personas.
    En tu texto en cambio mencionas "la prostitución que tiene como oferta a las MUJERES" y luego "OTROS tipos", o sea, QUE NO TIENEN COMO OFERTA A LA MUJER, y ahí metes a la que tiene como oferta a las mujeres transexuales. Con lo cual, aunque esa no fuera tu intención, ESTÁS NEGANDO NUESTRA IDENTIDAD DE GÉNERO. Toda prostitución (o cualquier tipo de actividad) que implique MUJERES TRANSEXUALES, esta implicando a MUJERES.
    Otra cosa sería que, para marcar que las mujeres transexuales tenemos algunas situaciones diferentes del resto de mujeres, se pusiera "DENTRO de la prostitución que tiene como oferta a las mujeres, se olvida del CASO CONCRETO de la que tiene de oferta a MUJERES TRANSEXUALES".
    Por ello te pido que corrijas tu texto y elimines la diferenciación transfoba entre "mujeres" y "mujeres transexuales".

    Y, lo de las supuestas feministas que en nombre del feminismo nos niegan nuestra identidad de género, eso no tiene otro nombre que FASCISMO Y TRANSFOBIA. Es totalmente vergonzoso que en nombre del feminismo se dediquen a AGREDIRNOS Y DISCRIMINARNOS a las personas transexuales, igual que lo hacen los más rancios machistas como por ejemplo los secuaces del Ratzinger. El fascismo y la transfobia lo siguen siendo igual se escondan como "caridad cristiana" o como "feminismo" (sic). El paralelismo es total con la actuación del "padrecito Stalin", que en nombre del "comunismo" (sic), mando asesinar y encarcelar a cientos de miles de comunistas verdaderos. Al igual que él, esas supuestas "feministas", nos están AGREDIENDO AL SECTOR DE MUJERES MÁS MARGINADO Y MACHACADO POR EL HETEROPATRIARCADO, CON EL QUE SE ALÍAN para negar nuestra identidad.

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  8. Ainara: he buscado tiempo para añadir una nota al texto para corregir la expresión. Pero sigo pensando que, por muy importante que sea el lenguaje, la clave es cómo vamos a luchar unidas y unidos para cambiar las cosas. Y esto no lo lograremos si nos acusamos mútuamente de cosas que no somos. Ni yo soy transfobo ni las feministas radicales -con las que tengos muchos puntos en común, a pesar de las grandes diferencias de análisis- son fascistas.
    Y ahora, por favor, cuando puedas - y disculpando de antemano cualquier otro error de terminología - me gustaría que leyeses mi argumento, más allá de una frase mal expresada.

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  9. David: quisiera hacer varias puntualizaciones.

    1.- En primer lugar, no es solo cuestión de importancia del lenguaje. Lo que con ciertas expresiones se hace, es negar (voluntaria o involuntariamente) nuestra identidad de género. Y, defenderla es algo de vital importancia para nosotr@s (mujeres y hombres transexuales), especialmente cuando ha sido y está siendo negada y atacada por el heteropatriarcado (todo tipo de integrismos religiosos -católico, protestante, islamista, judio...-, la extrema derecha -valga la redundancia-...) a quién le ha seguido gran parte de la sociedad (aún, por desgracia, tenemos que oír/leer todo tipo de "gracias" y chistes a cuenta nuestra, incluso en los medios de comunicación supuestamente serios) e incluso ciertos sectores supuestamente "feministas" se han unido a las más rancias "fuerzas vivas" del heteropatriarcado para negarnos nuestra identidad.

    2.- En ese sentido, en ningún momento llamo fascistas a las feministas radicales (yo misma soy, quizás no demasiado radical, pero sí feminista), sino a las que desde postulados supuestamente "feministas" NOS NIEGAN NUESTRA IDENTIDAD DE GÉNERO Y NOS NIEGAN QUE SEAMOS MUJERES (al igual que pueden hacer Ratzinger, Ynestrillas, Bin Laden, Le Pen...), excluir, discriminar y negar su identidad (agredir, al fin y al cabo) a uno de los sectores de mujeres más duramente machacado por el heteropatriarcado, NO ES FEMINISMO, ES TRANSFOBIA Y FASCISMO ((en ese aspecto poco se diferencian de Ratzinger y compañía).

    3.- Siento haber puesto en duda que no seas transfobo. Pero, ten en cuenta, que ver que un texto fácilmente modificable mantiene su redacción que niega nuestra identidad de género (por tanto nos agrede e insulta) a pesar de haber informado claramente de lo que supone esa redacción, es algo que se hace bastante duro y que provoca bastante enfado... Siento haber sido impaciente.

    4.- Quizás pueda parecerle a alguien que ha sido una reacción exagerada por mi parte; pero no creo que lo sea en absoluto (lo de impaciente, sí, eso lo reconozco). La transfobia, o, mejor dicho, las actitudes transfóbicas están tan arraigadas en la sociedad, que hay que actuar siempre que se pueda con toda la fuerza que se pueda para combatirla. Al igual que con otros odios como el racismo, hay muchos tipos de actitudes transfóbicas, no son solo las agresiones físicas, también hay muchos otros tipos (algunos inconscientes) arraigados en la sociedad. Transfobia son los asesinatos y agresiones físicas (desgraciadamente ocurren todos los días, en todos los países, incluido el estado español); transfobia son las leyes que nos niegan nuestra identidad y nos encarcelan o condenan a muerte por vivir en nuestro género; transfobia es el bullying y todo tipo de acoso en la escuela, la calle o el trabajo; transfobia es también la discriminación laboral (no contratarnos o despedirnos al iniciar nuestra transición o al saber que somos transexuales) que muchas veces no deja otra salida que la prostitución; transfobia son igualmente los chistes, las bromas de de mal gusto, comentarios despectivos, miradas; transfobia es echarnos de casa al querer iniciar nuestra transición o no dejarnos otra salida que marcharnos; transfobia es también negarnos o no respetar nuestra identidad de género (tanto de forma consciente como inconsciente), tratándonos con el género opuesto, con el nombre anterior a nuestra transición, tratándonos en categorías diferente al género que sentimos (por ejemplo "prostitución de mujeres y OTROS tipos de prostitución , como a la de transexuales", o "en la sociedad hay hombres, mujeres y transexuales")... todas esas actitudes (y más) son transfobia (en distintos grados, y algunas inconscientes), y si no se las responde con la contundencia necesaria siempre que aparezcan, nunca desaparecerán.

    5.- Ahora que el texto está corregido (gracias por hacerlo), en cuanto pueda, me tomaré tiempo para leerlo entero.

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  10. Alicante sancionará a mendigos y prostitutas con multas de hasta 3.000 euros tras aprobar una ordenanza pactada por PP y Vox

    https://elpais.com/espana/comunidad-valenciana/2022-02-15/alicante-sancionara-a-mendigos-y-prostitutas-con-multas-de-hasta-3000-euros-tras-aprobar-una-ordenanza-pactada-por-pp-y-vox.html

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  11. Reportaje sobre un joven cubano que empezó a ejercer la prostitución con 14 años:
    https://www.tremendanota.com/visitas-a-un-closet-cerrado-por-follar-y-sentir-placer-lo-que-sea/

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  12. Interesante intervención con las experiencias de una trabajadora sexual:
    https://twitter.com/Saisei_chan/status/1763914166266368146

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