Aunque molesta a algunos, sí hay voces contra la guerra

Hace poco se ha publicado una declaración, firmada por una larga lista de personas del mundo de la cultura, la política, los movimientos sociales y las universidades, contra la guerra de Afganistán. Según esta declaración : “Algunos intentan presentar la ocupación liderada por EEUU como una misión de paz y reconstrucción, pero la triste realidad es otra. El año pasado, murieron más civiles afganos que en ningún año desde el inicio de la ocupación en 2001.”

Tras repasar la catástrofe que para el pueblo afgano supone la ocupación militar de su país, declara: “Pedimos al gobierno que anule el envío de tropas, y que retire inmediatamente los efectivos que actualmente participan en la guerra de Afganistán. El millón de euros al día que el gobierno español actualmente gasta en la ocupación debe ir a fines sociales.”

Finalmente expresan su apoyo a la Campaña por la retirada de las tropas españolas de Afganistán y las movilizaciones impulsadas por ésta.

Entre los firmantes de la declaración se encuentran muchos artistas —como Pilar Bardem, Miguel Ríos, José Sacristan, Juan Diego, el Gran Wyoming, Mónica Cruz, Willy Toledo, Juan Diego Botto, Bebe…—, destacadas figuras de la política, incluyendo a Cayo Lara, Gaspar Llamazares, Joan Herrera y Santiago Carrillo, así como personalidades del mundo académico y de los movimientos sociales.

Para la prensa, por supuesto, lo más destacado es el apoyo de los artistas.

La verdad es que la mayoría de ellos no son muy diferentes del resto de nosotros: unos pocos disfrutan de ingresos suculentos; la mayoría va más o menos tirando; mientras que algunos viven en condiciones más que precarias.

Aún así, el hecho de que tantos de ellos no se interesen sólo por sus carreras, soñando con Oscars y demás, sino que se preocupen por los civiles muertos bajo las bombas de la OTAN en Afganistán, o por los que sufren la crisis en el Estado español mientras el gobierno dedica nuestro dinero a la guerra, sólo puede ser positivo.

O al menos así pensaba yo. Resulta que soy un ingenuo.

La prensa cavernícola —que ya estaba en plena ofensiva contra Willy Toledo porque, más allá de algún malentendido, éste se atrevió a señalar la hipocresía reinante respecto a los derechos de los presos políticos— no pudo contenerse.

El nuevo ataque lo lideró el mal nombrado La Razón, de esta manera: “Nada menos que con ocho años de retraso el «Sindicato de la Zeja» [sic] acaba de descubrir, con Pilar Bardem a la cabeza, que en Afganistán se libra una guerra pura y dura.”

Se sumó Periodista Digital: “Los artistas del ‘No a la guerra’ han esperado a que mueran 90 soldados españoles en Afganistán para manifestarse.” Y así en adelante, con expresiones cada vez más insultantes.
Resulta que el cielo nocturno de Internet tiene ahora una nueva constelación, que podríamos llamar la del Dedo de Aznar. La forman muchas estrellas, pero todas juntas arrojan poca o ninguna luz.

Lo de menos es el hecho de que se equivoquen en los hechos básicos. Por ejemplo, atribuyen el texto a la plataforma antiguerra de Madrid en solitario, cuando en realidad se trata de una declaración de apoyo hacia la Campaña por la retirada de las tropas de Afganistán, de ámbito estatal, no de una convocatoria para una acción local madrileña. Pero visto desde el Dedo de Aznar, el mundo empieza y acaba en la ciudad imperial.
La cuestión real es ¿qué buscan con su rabia y sus insultos? Al parecer, hubieran querido que el rechazo a la guerra de Afganistán hubiese llegado mucho antes. Los pobres redactores de La Razón, ¿llevan todo este tiempo luchando solos contra la matanza en el país asiático y en solidaridad con los civiles afganos…? Pues no exactamente.

Como sabemos, estos mismos medios son los que en 2003 celebraron la foto de las Azores; los que nos aseguraron que había armas de destrucción masiva en Irak; y los que inventaron conexiones entre Sadam Husein y Bin Laden, cuando lo único que tenían en común es que ambos habían sido aliados de EEUU.
Hoy tampoco podemos fiarnos de ellos respecto a Afganistán.

El 31 de julio de 2009, La Razón declaró en un editorial que “España tiene la obligación… de contribuir al esfuerzo internacional… en Afganistán… Por tanto, acierta Zapatero al asumir un mayor grado de compromiso.”

O sea, realmente, están de acuerdo con el gobierno, pero esto no les ayuda en su cruzada contra las pocas cosas que Zapatero ha hecho bien.

Además, es obvio que siguen indignados por el “gran error” de los votantes al expulsar al PP del poder en 2004, sobre todo debido a la guerra de Irak. Parece que quieren hacer realidad el comentario irónico de Bertolt Brecht, dirigido al gobierno de Alemania del Este: “¿No sería más simple para el Gobierno disolver al pueblo y elegir otro?”

De hecho, esto no sólo se aplicaría a la derecha sino también al PSOE.
Según los datos más recientes del Real Instituto Elcano, sólo el 5% de la población española está a favor del envío de más tropas.

El gobierno del Zapatero, en vez de aplicar el principio del “no a la guerra” que lo subió al poder, gasta cantidades ingentes en publicidad para intentar convencernos de que la mortífera presencia en Afganistán es una “misión de paz”. Es sólo una de sus graves contradicciones.

Pero tengámoslo claro: son contradicciones del PSOE —por participar en una guerra a la vez que lo llaman paz— así como de la derecha —por atacar al gobierno por participar en una guerra que ellos mismos apoyan—, no de las y los antiguerra.

El movimiento antiguerra ya estaba activo en 2001, contra la guerra de Afganistán; gran parte de las personas que han firmado la declaración ahora también participaron en las protestas entonces. El movimiento creció enormemente en 2003, contra la guerra de Irak. Tras 2004, se redujo bastante, pero nunca ha dejado de existir, ni de exigir la retirada de las tropas y de expresar la solidaridad con los pueblos de Oriente Medio.

Una mínima investigación periodística habría revelado estos hechos, pero los hechos no interesan mucho a la constelación del Dedo de Aznar.

Tristemente, a la prensa progresista, estos hechos específicos tampoco le interesan mucho. Porque mientras la derecha intentaba sacar provecho del “escándalo” de la oposición de los artistas a la guerra de Afganistán, para El País, El Periódico y Público esta oposición no existe.

La prensa que podría haber explicado los motivos de su rechazo a la guerra, que podría haber dado espacio para contestar los ataques de la derecha —como hizo Público con Willy Toledo respecto a Cuba— se ha callado.

Parece que, para ellos, mantener la ficción promovida por el gobierno es más importante que las vidas de los civiles afganos. Es uno de los motivos de la invisibilidad mediática del movimiento contra la guerra en Afganistán. Esto no sólo ocurre aquí; en Gran Bretaña también existe un enorme rechazo a la guerra, pero el tema será ignorado en las próximas elecciones legislativas, porque los dos grandes partidos apoyan la guerra.

¿Qué podemos hacer, entonces?

Lo único que podemos; seguir presentando los argumentos y seguir movilizando.

Si no somos tantos como en 2003, que así sea. Si nos insultan, es desagradable, y más aún cuando lo personalizan.

Pero miremos el lado positivo. Si la derecha se enfada tanto, algo estaremos haciendo bien. Si sus columnistas a sueldo atacan a Bardem, Toledo y a los demás por su oposición a la guerra, no lo hacen sólo por miedo a estos individuos. Lo hacen para intentar ayudar a sus “mini yo”, los tertulianos fachas de cada bar y cantina del país, a sentirse más fuertes ante las personas de a pie que se oponen a la guerra. Al atacar a los artistas, quieren intimidar a estas voces de base, a las personas que sufren los despidos y los ERE, a las personas que se plantean una sencilla pregunta: ¿por qué no se dedica el dinero a fines sociales, y no a la guerra?

Ésta es una pregunta que La Razón y compañía no pueden plantearse, y para la que sus “mini yo” no tendrían respuesta alguna. Por eso, ladran.

¿Y nosotros? Cabalgamos. Como dije, quizá no seamos tantos, pero sí somos cada vez más.

La Campaña por la retirada de las tropas de Afganistán tiene un apoyo muy amplio, de movimientos antiguerra y foros sociales de todo el Estado, otros movimientos y de partidos como IU, Iniciativa Verds, Esquerra Republicana, Aralar, y ahora, como hemos visto, de muchas personalidades de diversos ámbitos.

Ésta es una buena noticia, una noticia de verdad. Pero ¿a quién le interesa? A la prensa, no, pero a la gente de a pie, quizá sí.

David Karvala
17 de marzo de 2009

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